lunes, 24 de marzo de 2008

DOMINANDO EL INSTINTO DE SUPERVIVENCIA II


Waza (técnicas) para sobrevivir, no deportivas

Cuanto mas aprendía del Maestro Takamatsu, más podía decir que pasé por un entrenamiento muy duro. Por ejemplo, el grosor de sus uñas era de 1,5 pulgadas. No se las podía cortar con tijeras. Usaba cortantes de alambre. Cuando de joven entrenaba en las montañas, golpeaba rocas con la punta de los dedos. Y usaba estas mismas uñas para golpearme. Sus uñas eran su arma. De esta forma, su entrenamiento no era tan fácil como las artes de contacto deportivas.

Un frío día de invierno, me sugirió ir a entrenar al exterior. Con este tipo de clima, me calentó con sake y salimos. De repente desenvainó su espada y me pidió que la atrapara. Cuando trabajas con espadas reales, no puedes dudar. Así que, cuando me atacó con la espada, simplemente puse las manos en ella. Fui capaz de atraparla. A causa del frío mis manos estaban entumecidas así que no intenté atraparla. Funcionó.

A través de este tipo de entrenamiento, me enseñó como autoprotegerme. No es la técnica sino la respiración. Son los cinco sentidos unidos directamente al cuerpo. El Maestro Takamatsu era un gran profesor. Pero esto no significa que era lógico o completo. Por ejemplo, intentamos practicar con Kusarigama, pero no encontrábamos algo así. Entonces el Maestro Takamatsu ponía un aro de metal en el extremo de una vieja cuerda. Esta cuerda estaba en el suelo, podrida y parcialmente rota. El la agarró y la lanzó, y la cuerda estaba apunto de romperse completamente. Tenía miedo de que el aro de metal me alcanzara, así que lo paré con concentración. A través de este tipo de entrenamiento, puedes aprender a parar naturalmente. Según el Maestro, si no quieres morir, esfuérzate por sobrevivir. No es un deporte con el que puedas ganar o perder. Es una cuestión de vida o muerte. Tienes que sobrevivir. Eso es Budo. Esto es especialmente cierto con el Ninja.

Por Masaaki Hatsumi
Extracto del libro “Ninja Submission”

DOMINANDO EL INSTINTO DE SUPERVIVENCIA I


DOMINANDO EL INSTINTO DE SUPERVIVENCIA


El Ninpo experto cubre todo el cuerpo de dolor

Siempre me ha encantado el Budo, desde que era niño. Asistí a muchos Dojo para aprender a hacerme fuerte. Entrené Kendo, Karate, Aikido, y Boxeo. Progresé en Judo, llegando a 4º Dan (cinturón negro 4º grado). Enseñé Judo en la base militar americana cuando tenía cerca de 20 años. Me divertía proyectar a aquellos americanos grandes. Sin embargo, en una ocasión, un soldado luxó mi brazo con un Waza similar a Onikudaki. Creí que no era nada, pero en mi interior sabía que me había golpeado. Ya que los soldados habían luchado realmente en la guerra, debían de haber estudiado varias técnicas. A través de esa experiencia, empecé a dudar de lo que había aprendido. Al buscar otro Budo que fuese comprensivo y dinámico, alguien me aconsejó un extraordinario Sensei. Este Sensei era el maestro Toshitsugu Takamatsu.
Fui a Kashiwara city en la prefectura de Nara para ver al Maestro Takamatsu. Tuve un encuentro con él. Aunque él tenía 70 años, yo era proyectado como si fuese un niño; a pesar de yo rondaba los 26 y estuviese lleno de confianza. El dolor que producía su habilidad sobre mí era diferente de cualquier otro dolor que hubiese sufrido antes. Sólo sentía un dolor “frío”, mientras me hacía un dolor “caliente”. Era como si algo hubiese explotado. No se como explicar esto, pero era como si me succionara la sangre y me sentía como si me hubiese matado. No me hacía solo un Gyaku, sino cinco o seis al mismo tiempo, y no podía decir de donde provenía el dolor. Supe entonces que esto era lo que estaba buscando. Solicité ser su alumno inmediatamente. Esto fue en 1957.

En aquella época, el maestro Takamatsu no admitía ningún alumno. Desde aquel momento, y hasta que falleció, no enseñó su maestría a nadie sino a mí. Hubo personas que recibieron los manuscritos y abrieron escuelas utilizando nombres similares, pero no aprendieron de él personalmente. Fui elegido como su sucesor, por decirlo así. Por aquel entonces, todavía no vivía en Noda city, prefectura de Chiba, y dirigía una consulta para fijar huesos rotos. Por lo tanto, dejaba mi casa los sábados por la noche, aprendía de mi maestro y regresaba los domingos por la noche. Continué con esta forma de entrenamiento durante 15 años hasta que mi Maestro murió.


Por Masaaki Hatsumi
Extracto del libro “Ninja Submission”
 
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